Pertenecer a una familia que la mayoría se dedica al mundo del automóvil tiene sus ventajas (según se mire). Desde que tengo uso de la razón he visitado el salón del automóvil de Barcelona (se celebra un año aquí y al siguiente en Madrid), es verdad que de pequeño me lo pasaba bien. Regalaban muchas cosas, cuando volvía a casa siempre llegaba con bolsas llenas de pegatinas, pins, banderitas, revistas, globos, caramelos y muchas otras cosas que ahora que lo pienso no servían de nada. Pero era peque y mira me hacía ilusión.
Aprovechando que me habían regalado unas invitaciones decidimos pasarnos para ver el panorama. Bien para el que le entusiasmen los coches es su sitio, los había de todos los colores, marcas, tamaños… el paraíso para cualquier amante del motor. A mí que después de tantos años escuchando hablar de ellos, la verdad no me ilusionan demasiado. Si a eso le sumamos que en verano trabajo conduciendo algunas marcas pues eso le resta ilusión al salón. Bueno no me lo pasé del todo mal (iba con unos amigos), jugamos al futbolín y nos reímos bastante. Pero en lo que más me fijé fue en las azafatas, estaban de muy buen ver. A esas chicas yo no las veo por la calle, seguro que las guardan en urnas y sólo las sacan para exponerlas en salones, exposiciones y actos del estilo… porque no veas que mujeres. Espero no tener ningún comentario de alguna feminista despechada diciéndome que las azafatas eran más que un cuerpo bonito. No lo pongo en duda pero no estaban allí por su coeficiente intelectual, eso seguro.
Bueno lo peor fue las caminatas que nos pegamos estuvimos más de 5 horas caminando, pero que se le va hacer. Había muchas cosas que ver.
Próximamente más
Corto y cambio
Radio-Macuto emitiendo: Remy Zero - Save me
P.d: Esperamos escribir más pero esta semana hemos estado algo liado y bueno si todo sale bien ya os informaremos más adelante.
2 Commentarios:
uhm, vale... sigo queriendo un civic pero para venderlo y tener dinero pa cervezas y churrasco en la casita de la playa... hecho?
:***
Yo me imagino el día en que me saque mi amado carnet de conducir. Seré lo más parecido a un taxista, nadie me dirá "tenías que ser mujer". Pegaré volantazos a todo trapo, surcaré las carreteras del norte, y escucharé la fuga mientras paso el rato. Eso sí, las marcas no es lo mío. Con un 125 que pierda agua, que tenga el embrague duro y al que no le hayan cambiado los amortiguadores en la vida, soy más que feliz. Ahora, atención, yo me pido un azafato como los del salón, de esos que sólo se ven ese día. ejejeje. Es broma,...mola más ser copiloto.
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